Los cristales sucios del amor
empeñados con la fritanga erótica
encima de la paradoja sentimental
igual que un árbol partido por un rayo
mas el rayo como fósil poderoso
somos nosotros en ciudades distintas
con personas diferentes
y el árbol en llamas
somos nosotros
y el rayo somos nosotros
y algo dejamos encendido pero se va
con la marcha del viento y las cenizas esparcidas.
Si un día pensáramos algo más que tres recuerdos
seguramente nuestras caricias enlatarían sus tristezas.
Camino a la oficina es ya demasiado tiempo y escupo tu imagen.
Ninguna mañana lluviosa me había costado tanta paciencia.
Categorías:Blogging poético, Rómulo Pardo Urías escribe