Aquí, donde eres tú,
la caída constante soporta
siempre un amalgama de tristeza.
Allá, donde los días son cristales
el viento redacta suspiros imposibles
porque las campanas de tus senos
rompieron la ortografía del cariño.
Mis ancianas caricias componen roturas
y tú figuras como reliquia de todo deseo.