Anterior a las calles
derretidas de angustia
las colinas tronaban
cuentos y silbidos de amores
viejos como el desierto
como los manantiales perfumados de silencio
escribían los rincones universales.
Las calles entonces son ese recuento
que es nulidad todo las veces, aunque
las monedas suenen y el motor cabalgue.
Los ríos y los lagos también murieron con las calles.
Categorías:Blogging poético, Rómulo Pardo Urías escribe