Entonces colocas
adjetivos por doquier
emulando siniestras
proporciones y el verbo
lo rompes, todo como
pizza napolitana.
Envuelves las cacofonías
con telares silábicos,
parafraseas tipos grafológicos,
pero recuerda olvidar los garabatos
porque el signo mismo escupe
acentos y vocales. Perdona,
no es un acaso ni un sino el cuartel
donde la tregua del verbo exime al hombre.
Tremebunda seña la aneurisma
de un lenguaje sincopado y torcido,
frito como tocino en una pocilga
alfabetizada cuando el horizonte
imanta los errores de la ortografía mental.
Categorías:Rómulo Pardo Urías escribe