¿Qué soy?
Cuando empujo mi voz
hacia el mundo,
¿qué hago?
Sopla la vida
su balada, perpetuidad.
¿Cómo existe
afuera el universo?
Nadie compone
mi fauna interior,
soledad mayúscula
el destino de mis aguas.
Por la primavera una vez escupí
antiguos traumas que orillan mi presencia
Pérdida y práctica, todo terreno
que engulle los testigos y las notas.
Apuntes deteriorados del silencio
esperar el autobús con el sigilo
de un gato.
¿Quién apuntó en mi boca el recado
no absorbido de la nomenclatura celeste?
Perder entonces el espasmo, el ímpetu, como un tropel de idolatrías:
el consabido revolver la magnesia y la gimnasia.
Tiento febril este aliento canoso de amistades.
Hueco si mutismo, ardor si torpedo y dardo la palabra.
¿Qué soy? ¿Soy? ¿Estoy aquí?
Nunca predije el final de un futuro promisorio,
pero enuncié las fauces del destino
y la sombra de los atardeceres
son soles de vidas pasadas.
Reencarnación el tianguis de palabras,
antídoto al marasmo del entretenimiento, esta razón empecinada y garigoleada.
Había una frase en inglés que me gustaba,
pero me pregunté ¿quién soy? ¿merezco esto?
La diatriba del aire me configura al momento,
cuando hierve mi garganta en el decibel austero
y calla mi penumbra lo que dice mi tono de re menor.
Aquí, donde naufrago, esparzo bocanadas entibiadas de…
Todos los días son el mismo día final.
Categorías:Rómulo Pardo Urías escribe