Marcar la síncopa
es una colorida farsa
porque nuestra musicalidad,
absorto reposo, prefiguró
todos los ruidos urbanos.
Constricción falaz
oh síncopa del corazón
herido, mutación germinal
como del día horario, uso
de la palabra renuente,
razón y prisma, cristalina
oscuridad trasluce nuestra boca.
Emblemas del siglo anterior al presente
nosotros, conquista y trance,
endeble forma, estructura hueca,
demencial vacío de terquedad histriónica.
Perder con el claxon
el detalle sonoro,
síncopa siempre
que te extraños nos dices
algo que fue un tritono del diablo
o una armonía líquida:
la solidez de nuestro oído,
cansancio tumefacto la escucha,
nos invoca a la caverna de artistas
momentos antes del gol definitivo.
Categorías:Rómulo Pardo Urías escribe