Agachada estuvo la playa
en nuestras vidas remotas.
Nos induce el aroma del tiempo
a claudicar de una marcha
masiva donde somos nadie.
Fugamos de nuestras miradas
las esquirlas perpetuas de la memoria
porque en la encrucijada del crecer
colapsó indómita la tumefacta angustia.
Y caemos a la playa acuclillada cada vez
que nuestra cifra de decepciones aumenta.
Categorías:Rómulo Pardo Urías escribe