Insalubre estar
dentro de la marcha
que ajetrea cuerpos y labios.
Porque una voz engulle,
sigilosa, el tiento moralista
de la época bárbara: quietud
designar estrelladas maniobras
como si del firmamento
soplos luminosos nos encandilaran.
Pregunta si el tiempo es corto
o nos corta a destiempo, el tiempo
firma y autogafía demencial
en el castillo de los naipes volátiles.
Nos esparce al escondite
esa figuración de tedio laqueado
de memoria y en su pátina
de recuerdos caemos
mitad silencio y estructura
de la sangre raza que nos doblega
a la historia insípida de todas las eternidades.
Categorías:Rómulo Pardo Urías escribe