No sé improvisar
mi día no invento,
tiemblo, cierto,
esta muñeca mía,
torcida, torcedura
la comezón de mis adentros.
Influye el aire,
como de desierto
nostalgia, añoranza
la infancia, costra
de herida semanal,
espacio recalcitrante
de misterio, soplo
insuflar el anima, todos
los días no sé
inventarme. Pérdida
extrañeza el arribo
del átomo que es tu beso,
lo que sí me inventa,
tú, ahí, aquí, allá, conmigo
certeza. Toneladas de ideas,
caminos rotos, surcos entreverados
en un mustio destino: libros
¿podré abandonar mi pensamiento?
Este palacio del yo es esfera
demacrada de atómica flexión.
Mole de angustias, no invención,
el día a día, pero contigo
será otra cosa, eso eres, tú,
mi otra cosa que me ilumina.
Yo, fijación derruida, silencio
saltar a la tendinitis mental.
Categorías:Rómulo Pardo Urías escribe