Las pantallas impregnan
su aura en los rincones,
que de polvo y sexo,
nombran vida el cautiverio.
Toneladas de carne viva
son amantes
y los tipos cursis
amalgaman fortunas
en discotecas berlinenses.
Pero un día eso será el fastidio
de las masas nutrientes de la barbarie.
Categorías:Rómulo Pardo Urías escribe