Un día dijeron
que no teníamos
dendritas,
que no sabíamos
el precio del brócoli.
Es más, ni siquiera sabíamos
de los riesgos de la psicodelia.
Pero vivimos.
Hoy quizá
importa menos dormir acompañado
que estrechar los brazos de un amigo.
El cerebro es una fuga al iluso instante:
¿dónde alguien se ha salvado de la crítica?
Categorías:Rómulo Pardo Urías escribe