De existir la verdad
sus hazes circundan
el foso de la historia.
De existir, mitad
armonía y caos,
la verdad sería
también el negocio
de la miseria, del hambre,
de la muerte: el capital
siempre renovándose.
Si existiera la paz
no tendría este vacío
que se llena de sexo negociado.
Si hubiera otra forma
de vivir el silencio,
más quieta o menos salubre
—porque el presente es una sal
que oxida el alma con su raigambre—
habría quizá bocas unidas y labios
que en lugar de rezos besaran extraños.
Si la barbarie no fuera hoy
el axioma correcto, quizá
habría un verso con esperanza,
o una familia feliz, quizá
el socialismo de Jesucristo
sería completado. Tal vez,
sólo tal vez, seríamos una hermandad.
Si entonces redujéramos la verdad
a su faz empolvada de hechos,
hoy podríamos decirnos faltos
de sensatez y cordura social,
porque al final nos engulle
una maquinaria destructiva,
nos demuele la fe y la mirada
el derredor violento y constipado
de muerte, sangre y humo. Totalidad
nuestra verdad, si existiera, ¿sería
la víctima o el verdugo? Nosotros
generalmente caemos en la trampa
de creer en lo desconocido y explicarlo.
Categorías:Rómulo Pardo Urías escribe