La espina y el silencio
años traman,
narrar tristezas
como sexo embotellado.
Cobijaba la eternidad
cuando era
salto al vientre
divino, hoy espuma,
cálix, nube, corazón
perdido, en sí
locomotora de sueños.
Un arrecife
nombrado luz
eres, contra esa
malcriada escena
el baile siempre,
ruido y tedio
emperatriz auxiliar de enfermera.
Pantallas esparcidas
en el cielo agreste,
sentíamos que sentir
nos pertenecía
pero dudamos,
silencio, siempre
como vajilla del siglo XVII.
Categorías:Rómulo Pardo Urías escribe