Estaba negra
la esfera, que éramos,
saltamos, gritamos, volamos.
Era un teatro.
El aire viajaba, andaba,
nosotros mirábamos,
nos escondíamos,
porque yo caía y tu encendías
el germen mismo del ser.
Y volcamos la existencia
en un salto, ingenuos
siempre nuestros píes.
A veces creo que fue muy pronto
para ser muy tarde, pero te pienso
dentro de unas décadas y te amo.
Categorías:Rómulo Pardo Urías escribe