Ya estoy absurdamente ido
por el espejo que fui
contra el bestial nombre.
Esparso saltos de ruindad
en la atmósfera
porque a cambio de unas monedas
mi alma gime rota en una esquina
del universo.
Ya lejos de correr camino
transitando edades
con las mismas obsesiones
que a los 9 años
aunque siendo realista
nada es más:
decirle a la mujer que deseas
te amo.
¿Qué importa la cartografía antigua
si todo el tiempo es una pérdida
obsesa de senos capitalistas?
Ya más que correr camino
fumando a tientas mi futuro,
dijo un conocido más vale fumar
que ser fumado
yo digo
me esfumo del día aquí y ahora
fumé y no soy fumado
puedo beber humo tranquilamente.
Ptolomeo no es la fuente
de la imbecilidad
no, tampoco lo es
el imposible horizonte
cultural de Descartes.
Soy yo, aquí, con plumas
rojas enrojeciendo mi anima,
porque al final me iré de este asiento
y caerá en mi el idiograma del amor.
Otra vez, sí, siempre, Japón, aunque
no sea momento de esclarecer los ángulos
de la perpetuidad. Adiós, ya fumo, ya me voy,
más que correr camino, lejos de eso, aquí
estaba dispuesta la maquinaria de una irreverencia
fotográfica y mi sentido es ausencia
hoy, día de cuetes en un paraje del universo.