No, el amor no es suficiente,
la carne, los cuerpos, no son
motivos de vida. ¿Vivimos
una era de amor a la muerte
—necropatía—?
Somos reflejos de luces,
espasmos horririzados
de violencias totalitarias.
Y constreñimos a otros
a intentar sepultar
nuestros alientos.
No es pensar
una clave pura,
como razón ilustrada,
es más la terquedad
de un verbalismo
escueto y sensacionalista.
Versificó entonces,
tumefacta mi mentalidad,
los resquicios apoltronados
de un ser desvencijado
entre pesadillas eternas,
etéreas, sonámbulas
isntancias de sangre, sudor y ceniza.
Desmodernidades inculcan
asideros poco fiables
certezas de que no hay nada nuevo
nada que otros —un Borges o un James
o un Eliot o cualquier otro— hayan podido
nombrar. ¿Por qué nombres
existe esa otredad
que saturo contra el espejismo
raudo de mi silencio? Axiomática
la lengua conspira, conspiró.
Dentro de los relatos, meta relatos
lyotardianos, también escribo
una pulsión de vida, que el amor sacia,
como el agua en un oasís egipció.
Pero acaso mitades de signos
escriben en mí una torcedura
porque mi lenguaje —esa subjetividad
atroz y despiadada— es el emblema
alquitranado de los fastidiosos
conjuntos. Conjugo entonces
así y asa la vida con una tropelía:
ayeres iracundos fertilizan
el magma ardiente de mi inconsciencia.
No es entonces el códice ni su código,
no es la modernidad o su origen o su finalidad,
no… es entonces también distinguir que soy
una rama truculenta
de la versificación del momento,
soy también una psíque, un psiquismo,
una falacia argumentativa,
la tautología de los sexos —macho/hembra—
como cicatriz histórica de la eternidad.
Construyo versos en la pocilga
intelectualista de un ser rumiante,
rumio también mi añoranza de mujeres
pornográficas, porque entonces,
ya desde niño la adulteración me dominaba,
era el tiempo de la luz y fue oscuridad,
era el tiempo del amar y fue odio,
era el tiempo del baile, de la fiesta,
tú, fantasma, exististe por mí
y te respeto porque no te olvido.
Desmodernidades también es un acto
verbalista, sígnico, de una afijación
iracunda, porque el des retira
el sonido propio del sustantivo,
que es filosóficamente apropiado,
porque al final hay historia
en lo posthistórico
porque hay industria
en lo postindustrial
porque hay pornografía
en lo postpornográfico
porque hay estructuras
en lo postestructural
porque hay naciones
en lo postnacional
porque seguirá habiendo internet
en lo postinternético, pero todo pasa,
todo fluye, sin Hegel, sin Heráclito,
sin Marx, sin Bajtin, sin el recuerdo
flácido de las obras comunes.
Existe también esta entropía
este caos
esta abigarrada instancia
que nos satura, que me hace
sujeto de inclementes pulsiones,
esta inconsistencia sonora,
este huir de la música, esta idolatría
de grandes autores mexicanos.
Canon desfigurado, desconocido,
putrefacción racional, esquizoide
análisis, fortuita memoria,
lago de símbolos, aguarda,
sí, que hay precedentes
que no conozco, que no conoceré.
Y en cambio me arroba el sexualismo
ese etos pornonarcotecnodemocrático,
esa oscura rendija de animalidad,
que me arroba el cuerpo,
con la silueta de modelos
ideológicos caducos.
Aguarda silencio
a que pueda interiorizar
tu boca en mi axila
tu aliento
en mi mirada
espera, silencio,
que el amor llegó y se mantiene
erguida la semilla
que da esperanza.
Categorías:Blogging poético