Contra fluir enquistados años
eso es el indómito perfil
de la columna ridícula del estar.
Encima de los tientos amorosos
existir —igual presencia que designio
autómata de signos marchitos—
un lenguaje espacio la cicatriz.
Añejo color añil del alma
del corazón un pizca salubre
lágrima siempre torcedura
anda, ven, contagio de agua.
Pocilga de fuego, igual que ayer,
los cuerpos entreverados.
En el axioma del amar
la ventisca fugitiva y sudorosa
que es inserción y decibelio:
sonar el sueño —sonambulismo—
terreno de imágenes proféticas,
como los goles de soles en la portería
de la eternidad. Danza, igual, erótica
de veintinueve años quebrados
en el solipsismo de la barbarie.