Hay rincones del ser
inmersos en paradojas
contra sentidos del alma
manecillas del silencio.
Hay antídotos a dolores
en el cielo —imantado—,
reflujos de cicatrices,
heridas, sí, estos cimientos.
Hay nubes melancólicas
en miradas anheladas,
totalidades enflaquecidas
por muchedumbres.
Y decimos adiós a las marchitas
ideas de otros ayeres
porque nuestra alquimia es amalgamar
visiones en voces ansiadas.
Tenemos tiempo, tentamos
las orillas de la noria psíquica
y esparcimos en los seres
una melodía extraviada
en los arrecifes del lenguaje.