Juventudes de silencio
compran fiebres exitosas
entretejidas minúsculas
capas de sentido —átomo
de miserías— el conquistar
los infértiles atisbos del ser.
Nombre y consagración
efecto de cadencia, candela
insospechada, esto que dice
la pausa del destino —pausada
esfera de las totalidades—
una emblemática torpe, torcida.
Así es estar rancio en el universo
—poliversal— de los hitos verbales
porque al final de los ayeres
esparcimos amistad en pesados
mantos de recuerdos: cicatrices
somos cada vez que ensillamos
tientos peligrosos en el tacto
de la cobija humecida de niñez.
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