Viene en los días
una narrativa y nos esconde.
En las mañanas viene un pájaro
y nos canta. Nos deslumbra
de los días la luz.
Por la tenebrosa barbarie del presente
nos viene una tristeza inmensa.
Existe en nuestra mirada una esperanza
—más que un slogan— porque
dentro nuestro tenemos amor y tibieza.
Nos viene con los días el silencio
y la paciencia, nos viene el sabor
ocurrente del sueño y de la vida.
Es torrente protector el manto de vivencias
porque en nuestras manos,
que son también caricias y tacto,
están infinitas maneras de hacer feliz a alguien.
Disolvamos los fantasmas en una oda a la vida
porque dentro nuestro grita el amor a la luz
y crecemos sembrando amistades y cariño.
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