El Rugido
Cuando el cuerpo y el alma
esconden sus heridas,
como se esconde la brisa
en los malecones de la historia,
es el callejón del dolor
el que nos grita. Amábamos
como se cree en un Dios potente
y despiadado, pero un nosotros
tenue, cobija de sueños e ilusiones,
convida a intuir que las luces
exteriores son palmas
de manos antiguas. La receta
Del olvido esparce su cicatriz
en aquello roto. Nuestra voz
hacia la linde de los hechos
remilgosa asume el antídoto
a las rendijas de los recuerdos.
Nos impone el océano del lenguaje
indagar los rostros fugitivos
anclados contra el sentido del reloj
porque infértil nuestra unidad,
odia, riñe, pelea, angustia
en sí y por donde anda
ante aquella balada turbia
indemnizando con culpa
el placer otrora alcanzado.
pero en el camino de los rencores
y del desahucio, donde nuestro doler
comulga idéntico con nosotros,
hay un perfil que tenue resurge:
porque si el dolor nos transforma
su cicatriz nos fortalece.
Siempre la vida se dirige a la muerte
aunque no sea el fin sino el camino
lo significante, lo nutricio, lo radiador
dé sentido. Entonces, en la maleza
de nuestros rencores y temores,
en el axioma fugitivo de lo insuperable
aparece un brillo torpedo que alienta
nuestros pasos. Porque la oscuridad
no es eterna ni la eternidad es un éter oscurecido.
Acaso cuando encontramos las palabras
que nos permiten nombrar y salir
del silencio del padecer, esa lucecita
se figura manantial robusto
que trastoca la memoria. Sentimos
mientras andamos otra especie
de quebranto, pero estamos doloridos
y la luz nos invita a seguirla.
lentamente inducimos nuestra ceguera
contra el espejismo de aquel tugurio
llamado angustia, miedo, incertidumbre.
Porque siempre los límites se oponen
y nuestras manos son las gubias de nuestros días.
existe en el firmamento torcido
de las constelaciones de odio, rencor
y zozobra, el imán lumínico
del reencuentro. Primero nuestro
luego con otros, donde nuestros escondites
ya no suturan nuestra voz
porque los pájaros anidaron otra vez,
porque otra vez la lluvia limpia
nuestras caras, porque de nuevo
sonreír es existir. Entonces felices horas
aguardan nuestro acto existencial
y columpiamos en la luz las aristas
de los sinsabores. La luz se multiplica entonces
y en el caer sonámbulos dentro
de ese elixir comienza un fuego
dentro nuestro que abrasa la vida
e inunda el cuerpo y el alma.
Nadie odia siempre por completo
nada es objeto eterno de desprecio
nadie fracasa siempre que lo intenta.
Esa luz que es un faro torpe al principio
es nuestra historia de todos los ancestros
y actos que tenemos. Esa luz que nos cobija,
es longánima y cierta, esa luz, que no es Dios
ni es Iglesia alguna, es el cuerpo
y el alma que nos invita, con esperanza,
a ver otros horizontes: aquellos donde reír,
saltar, nutrir el espíritu, son arduos placeres
que se enquistan en nuestra sólida pesadumbre.
To be a poet published on WordPress May, 24th, 2020
Do being poet means
to be outside the speaking
noise of meaningless things?
When poetry came inside
an ancient spirit touch us.
Being a poet, as you know,
is to be a suffering soul
seeking one piece of freedom
in the chaotic puzzle
of voices. So on being a poet
is to rise a new vocabulary
to complete our world.
