
Asoman las costas del tiempo
una fulgente insignia.
Toda quietud es recompensa
por el disoluto recuerdo.
Anterior a los soles
la conquista de los segundos
embalsama el tedio y la poltrona.
Locaciones de caricias
escriben doradas señalas
en el firmamento.
Tienta el astro rey
la lengua destruida
en instintos, como torbellino
de luz encapsula
toda fuga transitoria.
La fórmula de la distancia
ruge su emblema
contra el turbio espejo
del ayer. Conquista de años
esta frugal esfera de los tiempos
consigo misma perdón y llanto,
contra símbolo de otredades.