
Soplamos instantes en nuestra quietud
y nuestra violencia, porque somos
almas en busca de universos.
Soplamos tino y astucia a los segundos
de la frialdad y el calor, al tiempo mismo
natural y cultural. Como silencios abismados
los horizontes nos configuran
saltando nuestra mirada con la gubia
de la luz. Los instintos prevalecen
aunque seamos inservibles en este circo
de fugitivas proporciones. Toda mañana
nos configura las mitades existenciales
de nuestra unión con el infinito.