He postulado un trabajo a una prestigiada revista en Colombia y el resultado es que ha sido descartado para publicación. Lo interesante son dos cosas a mi ver: primero atreverme a enviar mi propuesta y segundo recibir una cierta retroalimentación sobre ella. No puede esperarse Eda si no se actúa ni se participa y en cambio los comentarios permiten mejorar, ayudan a construir otro tipo de textos. Está bien que te digan que no pero también que te digan por qué no. Al final se trata de intentos y búsquedas de espacios comunicativos, pero eso sí, se trata también de mejorar en lo que se hace.
El rechazo puede parecer un problema emocional y frustrante cuando no se define como una experiencia de crecimiento académico. Si siempre obtienes un sí por respuesta no quiere decir que hagas las cosas bien únicamente sino que además consigues con suficiencia tus objetivos. En mi caso, como en el de la gran mayoría, enfrentarse a los intercambios académicos implica rechazos pero argumentaos que permitan mejorar los trabajos, afinar detalles y perspectivas, lograr pulir los procesos y ejercicios textuales. Estamos en un proceso de aprendizaje y si no participas en la lotería, comprando un billete, lo más seguro es que no te la ganes, pero eso sí, no podrás decir que no te la dieron si no participas. Esa es la lógica de este intento en Colombia y ha sido útil para ubicar fallas y deficiencias, problemas en mi manera de ver y hacer, en mis estilos de escritura y de investigación. Estoy satisfecho además porque fue un trabajo express frente a un topo límite de tiempo muy breve y en esa medida el trabajo puede retomarse con las mejoras indicadas por el comité de redacción de la revista colombiana.
Por lo demás hay mucho que seguir aprendiendo, mejorando, construyendo y puliendo. Estoy convencido que cuando te dicen que no pero te dicen por qué no puedes realmente mejorar y comprender tus fallos.
