Mi condición actual de estudiante de posgrado está definida por mi contrato académico con El Colegio de Michoacán. El pasado mes de abril presenté mis avances de investigación, por eso tenía algo abandonado el sitio. Pero vuelvo ahora, con miras a mantener mi registro, mi bitácora. Fue el 30 de abril que nos dispusimos mediante la plataforma Bluejeans a realizar mi exposición de avances de investigación. En la reunión participaron mis lectores y comité de tesis, quienes conocieron mi escrito previamente. Fue el primer avance de investigación de la etapa doctoral. La crítica fue fuerte, clara, definida. Mis dotes multifacéticos merman mi trabajo doctoral, mis inquietudes multifacéticas demeritan mi hacer. Tengo una escritura compleja, densa y saturada de referencias. Mantengo muchos hilos abiertos y no los cierro. Una de las conclusiones, replantear el proyecto. Desde el 30 de abril trabajo en eso con miras a preparar algo más sintético, menos abigarrado, más reducido.

En cierta forma todo este “caos” de mi tesis, todo este abigarrado terreno en el cual me muevo, esta saturación informativa (de libros y periódicos antiguos digitalizados), no es más que una parte de mis mecanismos de obtención informativa, de mis inquietudes humanistas digitales, de mi falta de coherencia al plantear mi redacción, plasmar mi resultados y escribir mis hallazgos. Algo que me fue reconocido es la pasión que encuentro en mi proceso de investigación, que tengo mucho trabajo, que hago mucho, pero que necesita restringirse, delimitarse, frenarse el ímpetu por abarcar lo más posible.

¿Cómo replantear un proyecto que creías iba bien cuando en realidad es una profusión? ¿Cómo englobar las categorías y conceptos suficientes para emprender un análisis que no rebase las 300 páginas? ¿Cuáles son las características de las tesis doctorales mexicanas? ¿Por qué se me ocurrió proponer un trabajo de investigación tan amplio sin advertir desde un inicio que se trataba de una macro historia que debería desarrollarse en varias etapas y no exclusivamente en la fase doctoral? Al final pensé daría, o lograría dar, con mi trabajo, un carpetazo al tema de Luzán. Como me dijo mi primer director de tesis, el de licenciatura, debes cambiar de objeto de estudio, debes buscar otros temas, algo más que Luzán. ¿Por qué insistí en mi posgrado en emprender esta macro visión histórica de un tiempo que puede reconstruirse, o no, mediante fuentes digitales? No tengo respuestas hasta el momento, salvo la pasión y el desbordamiento que me produce la figura de este pensador español.

En las escaleras de mi casa, como mensaje de predestinación de mi tema, hay un ladrillo marcado con el número 1752, equivalente al año en el que Luzán estaba en su cenit matritense poco antes de morir dos años después. Me falta mucha narrativa histórica, me falta análisis de redes, personajes, hechos de la cultura. Me mantengo moviéndome en lugares comunes y cuándo encuentro lugares poco frecuentados no sé trabajarlos. No es un simple extravío informativo, o esa originalidad documental y bibliográfica que hasta ahora creía ostentaba mi trabajo, sino ese horror vacuo, esa saturación postmodernista de referencias, fuentes, documentos. Me falta criterio y mis lectores me la han hecho saber contundentemente, fuertemente. Correcciones de todo tipo: argumentativas, bibliográficas, terminológicas, cronológicas, de cualquier clase.

Mi desbordamiento es notorio al grado que mi asesor se encuentra preocupado y sin explicar suficientemente mi dispersión. No deberé emprender nada salvo el trabajo de tesis durante lo que resta de mi posgrado. Para mal de mis polifacéticas actitudes, para bien de mi tesis. Así que tal vez escriba algo menos aquí, no sin abandonarlo por completo. No puedo vivir sin escribir. Deberé reestructurar mis formas de trabajo, concentrar mis energías, reencauzar mis esfuerzos.