De la canción de Fito
Habana, no me convence
mucho la letra
pero tus noches
de Malecón y café
me llenaron de tabaco
también. Habana igual
Monsiváis y Lezama
no me dieron muy buen tono
pero al final con Spengler me quedé
en el desdoro de lecturas no hechas.
Habana, en cambio, una amada italiana
me dejaste aquel entonces,
frituras de malanga, ron y poesía,
danza y manuscritos ahora extraviados.
Habana me diste poco tiempo
tantos lugares y seres, tanta luz
en tu extremoso ser y ruindad
de riqueza popular y pauperidad notable
por los días del comandante. Habana
sí, me dejaste en buenas manos,
buenos días, buenos instantes,
de familias, arroces amarillos, mariscos,
pescados, mercados y habanos,
todo por un congreso internacional
de literatura y artes. Habana
de mis Cubas de postales, mi Habana
como Macondo, que así le decía mi Abel,
Habana no como la de Fito,
Habana de azúcar, ron y café.

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