Nihil novum sub sole o de cómo reproducimos, refabricamos, recomponemos y reciclamos formas precedentes para componer nuestras voces. Nos enredamos, nos mimetizamos, imitamos y tomamos de otros las formas que son útiles para nuestro mensaje. El pastiche es justamente la intertextualidad o el diálogo con formas expresivas anteriores, bases y fundamentos de una reproducción —un revisitar, reinterpretar, resignificar— en diálogo entre algo renovado, innovado y sustentado en lo previo. Estos pastiches o formas de comunicación, estos vasos comunicantes entre obras, perfiles, autores, tendencias, formas creativas, son recursos para dotar de un simbolismo recursivo, como recurso o volver a cursar, el previo mensaje, modificándolo, retransmitiéndolo, transformándolo. De los mayores ejemplos para esta desinstividad musicalista de hoy tenemos la inmejorable pieza de Los Fabulosos Cadillacs “Niño diamante” una combinación que retoma elementos de “Take five” de Dave Brubeck, esa inmortal obra maestra del jazz. En el conjunto de este disco, Fabulosos calavera el aliento jazzista, de trompetas, metales y formas que contrapuntean con elementos de rock, son principales para lograr una experiencia sonora ampliada, versatil, pero recurrente, reafirmativa, condensada, de una forma musical trascendida, más que cumbia rock, más que un estilo popular o vulgar, para dar cuenta de una refinación estilística de pianos, guitarras eléctricas, bajos insuperables, sintetizadores, trompetas, saxofones, una verdadera empresa sinfónica.

Muchas veces el pastiche homenajea, rinde tributo, dimensiona un culto, una exaltación de lo previo, dentro de un mensaje que se mueve en el terreno de los conocedores, de los mensajes particulares y no accesibles a los primerizos y novatos. El culto es lo que hace por ejemplo entender esta expresión latina, no hay nada nuevo bajo el sol, pero finca, al mismo tiempo, la identidad de la obra, que dialoga con la versión pasada, componiendo, paradójicamente, un elemento de lectura cultural en una forma de tradición. Un ejemplo indiscutible es el de Charly García, que desde su disco Tango 4 había utilizado formas de pastiche, pero que en su tributo a Grand Funk con su versión de “The Locomotion” en La hija de la lágrima consigue plasmar los elementos de esta intertextualidad. Su diálogo en este disco de gran factura con la banda de los setentas, nos hace distinguible una historia que se remonta al hit de 1962 compuesto por Carole King. En este ejemplo, se observa la raíz que compone una tradición rockera en este tema, versionado por Charly, en uno de sus más altos momentos creativos.

Un último ejemplo de pastiche e intertextualidad en el rock argentino de fines del siglo XX puede verse en la canción “Brillante sobre el mic” del triunfal disco El amor después del amor de Fito Páez. Un motivo melódico parece recordarnos a “My baby just care for me” en la versión de Nina Simone, una escucha atenta y calmada necesaria, para identificar las melodías del bajo y una estructura armónica que parece equipararse a la forma en Simone ejecuta sus subidas y bajadas de la estructura en su famosa canción. Un motivo comparativo, variante del original pero que recuerda la versión al piano de Simone.