Un atisbo de nombre

desfigura el instante.

Sombra muda y espaciada

al ancho océano

de una negritud abrillantada:

señales de otras vidas

mundos incomparables.

Esta soledad caduca

hace tres segundos

escribe una aroma

en la faena del olvido.

Torcedura del alma

el quiste de la razón

decolorada por el insomnio.

Arrecife de ausencias

la máquina verbal

que nos consume.

Indómito trance

a un aislamiento

fugitivo y eterno.

Cinta de aislar

la voz cuando se muere

vida desdicha

cuando se escribe

voz resquebrajada

el llanto indemne del infinito.

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