La versión testimonial que dejo plasmada en esta bitácora tiene rasgos presentes que no son más que motivos de huída de los lectores. Pero mi postura de polígrafo, no siempre muy bien vista, se define por mi escritura académica y mis traumáticos acercamientos a las humanidades, por una parte, y mi perfil creativo libre, no institucionalizado. Por eso aquello de ser este sitio un lugar de literatura mexicana no oficial, porque no me he instituido como creador: no he participado de talleres o grupos de trabajo de escritura, no he estudiado institucionalmente en universidad, fundación, escuela o sociedad para escribir. Pago, eso sí, el precio, pero no me acompaso a un ser ridículo entre las formas de mi escritura. Más esperpéntico aquí, por ejemplo respecto a los escritos y ensayos académicos, mi holgura creativa, mi ser poeta o creador, me invita igualmente a construir una prosa densa, heredera de la antropología simbólico de Clifford Geertz y su descripción densa, pero también de la filosofía de las formas simbólicas de Cassirer, junto a toda una deformación auto inducida en el estructuralismo de Leví-Strauss, Todorov, un poco de Barthes, Greimas, sin mucha filiación con Saussure pero sí comprendiendo y asumiendo esa lógica del lenguaje, la lengua y el habla. Junto a esta composición de mis precedentes no puede faltar tampoco un tímido acercamiento a la obra de Wilhel Dilthey, omitiendo hasta el momento a Heidegger y a Gadamer, aunque en tratos lectores con Ricœur. Por si eso no fuera suficiente soy historiador, aunque en el gremio es probable pase por uno malo siempre que hago análisis literario, pero en esa medida mi prosa densa recurre a un arsenal de lecturas y autores, de tiempos y espacios, deambulando entre el lugar común y el lugar no recurrido, entre centros y márgenes.
Escribo versos, poemas, ya sin pretender que haga poesía. He dejado por ahora la narrativa, no me vendría mal retomarla. Mis ensayos en este sitio (con temas tan rimbombantes como pornonarcotecnodemocracia, alfabetocentrismo, distemporaneidad, entre otros) no son más que mis formas ideologizadas que promueven ejercicios de escritura, reflexión y comentario de observaciones muy personales que no puedo desarrollar mas por estar involucrado en un proceso de posgrado que si bien me va concluirá este 2022. Entre tanto también he desarrollado un cierto tipo de construcción de poesía arte digital con mis irreverencias poéticas y toda una serie de imágenes en collage que he desarrollado. Esta versión ahora retomada para amenizar mis facetas públicas también es demasiado excéntrica y poco asertiva. Pero para mí se trata de crear y construir con las palabras, aunque tal parece que únicamente entiendo lo que escribo yo. Por eso ahuyento a los lectores, por estas tradiciones intelectuales que poseo y que me dotan de un perfil neobarroco. No sé cómo pude estudiar el neoclasicismo cuando me enfrasco en esas complejidades divagantes aunque críticas. Al final, no dejaré mi sitio web ni mi espacio de parlamentarismo cultural, mi sitio en la metafísica web, mi ser hommointerneticus en esta edad de digitalidades.
Habrá, eso sí, quien venga, aunque para como veo las cosas, serán pocos, reducidos, escuetos públicos los que atraiga.
