Fui con Valeria a Guadalajara pues ella se encontraba haciendo su investigación de archivo para su trabajo de maestría. Nos instalamos en un Airbnb cerca del centro y mientras ella trabajaba en varios archivos yo daba mis vueltas por aquí y por allá. Pero no todo fue pasear solo. Uno de esos días hicimos un recorrido juntos al Hospicio Cabañas. Nos encontramos con los murales de Orozco, con esos pasajes de la historia de México como el decreto de nulidad y abolición de la esclavitud por Hidalgo el 6 de diciembre de 1810. En tiempos pre-pandémicos todo fue propicio para visitar este lugar, espacio de magia y creación, de historia y de fuerza, de motivos ciertos para enaltecer a la perla tapatía. Instantes hermosos de ese punto cuando nos encontrábamos emprendiendo búsquedas propias y personales, trabajos de documentación y profundización en nuestros respectivos proyectos académicos. Los murales vistos y la maestría de Orozco indudablemente dan al recinto su más preciada valía. Por eso, en la visita es imposible no asombrarse ni sentirse nimio y pequeño cuando nos encontramos con pasajes de la historia mexicana retratados en esas tonalidades realistas y estilizadas presentes en esas interpretaciones plásticas del devenir nacional.









