Seis entre tres es dos y dos es uno y otro. Un discípulo escucha atento a un maestro. La carrera en el crecer humano entre vivir y concluir la vida, con mayores o menores accidentes, triunfos, desgracias o tragedias, éxitos y conquistas, alegrías y bondades, pasa por tiempos de escucha y atención, silencio y paciencia, tensión y concentración. Si con mi fibra híperbarroca y mi malísima lectura psicoanalítica recurro a la filogénesis de mi biológicamente extinta madre es porque culturalmente su filogénesis se mantiene viva y aquí se construyó con apasionamiento un detalle y amor por las bibliografías con sumo apego a los aprendizajes que nos lega usted doctor Enrique Florescano Mayet. No lo conocí en vida, no lo traté, leí alguna cosas suyas, y discrepé o malformé una idea suya, no lo niego, pero usted me enseñó, sí, y yo, joven renegón, aquí me aclaro, le aclaro, nos aclaro.
Más menos sitios, más menos rumores y dichos, más menos fuerzas, espacios y tiempos, estas edades nos vienen mostrando cada vez más la ceguera de los tiempos y el episodio infértil del descriterio. Doctor Florescano Mayet si no en haberlo tratado, en haberlo abrazado o estrechado, en haber compartido los alimentos, en haber tomado un trago, en haber visto una película, tuve el honor y distingo de compartir con usted a Margarita, a la Historia y al Humanismo. Usted doctor me inspirará y aquí yo termino de agradecerle.

Hay un Tao no formas del Tao
y en el Tao desprendemos
falsificaciones y miedos,
temores y desesperanzas.
El amor y la compasión
nos tocan y rompen el miedo.
Entonces la falsificación
se quiebra y se absorbe el Tao.

Que la luz y la chispa, el genio y la entrega, la crítica y la inteligencia, la emotividad y el cariño, del doctor Florescano Mayet ahora en odisea al territorio mortuorio sea el principio motivante para que en su arribo al infinito de las almas, donde están el resto del gremio animado por Clío y seres humanos de todos los destiempos posibles y todas las posibles formas culturales, sea recibido, visto, distinguido, aceptado, reconocido, por iguales, por propios, por extraños, en el cielo de los historiadores e historiadoras, de los científicos sociales, de los humanistas, de lo mexicanistas, personas, del siglo XX, de la primera parte del siglo XXI, de todas las épocas.
Buen camino, buena estrella, buena luz.